Questões de Espanhol - Producción escrita
TEXTO - PARTE 1
Un estudio revela cuál es la verdura más sana y beneficiosa para consumir
Crece en arroyos y todo tipo de torrente de agua; es accesible y presenta gran variedad de propiedades nutricionales
19 de septiembre de 2023 - Victoria Ziccardi
Tener una dieta alimentaria desequilibrada o no consumir diariamente los elementos nutricionales básicos y esenciales puede tener un grave costo para la salud. Anemia, sobrepeso, problemas digestivos y falta de energía son solo algunas de las consecuencias que se pueden tener si no se come bien. Por eso, indudablemente, llevar un plan alimenticio que priorice los alimentos naturales, orgánicos, ricos en vitaminas y minerales son el mejor escudo para hacerle frente a la debilidad del organismo y por ende, a afecciones o problemas crónicos que pueden ser evitables.
Una investigación titulada “Definición de frutas y verduras potentes: un enfoque de densidad de nutrientes” publicada por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), concluye que tras un diverso análisis de verduras y frutas, el berro demostró ser la verdura más sana para comer y es considerada por los investigadores como “perfecta” gracias a su poderoso perfil nutricional: presenta una alta concentración de vitaminas y minerales esenciales para el organismo como calcio, potasio y vitamina A, C y E, entre otros.
El berro (Nasturtium officinale) es una verdura crucífera de la familia Brassicaceae, que también incluye otros alimentos como brócoli, coliflor, repollo, nabos y las coles de Bruselas, así como también la col rizada y las hojas de mostaza. Se caracteriza por ser una hortaliza que crece en pantanos y cursos de agua y es originaria de Europa y Asia Central. Se lo considera como uno de los primeros alimentos consumidos por el ser humano y en función de los resultados del estudio estadounidense, no sería sorprendente pensar que los primeros homínidos sobrevivían a base de su consumo.
En lo que refiere a las variables que tuvieron en cuenta, los estudiosos elaboraron una lista de los alimentos naturales más completos nutricionalmente y para ello, determinaron cuáles son las sustancias que todo ser humano debería ingerir a diario y en qué proporción. Las resultantes fueron: potasio, fibra, proteínas, calcio, hierro, tiamina, riboflavina, niacina, ácido fólico, zinc y vitaminas A, B6, B12, C, D, E y K. [...]
Según señalan las tablas nutricionales, es una de las verduras que más vitamina C contiene – sobrepasando a la naranja y otros cítricos – y también se evidencia que unos 100 gramos de berro poseen 3 mg de hierro, cantidad que supera al contenido de 100 gramos de carne, por lo que se lo cataloga como un alimento ideal para combatir la anemia. [...]
Adaptado de: https://www.lanacion.com.ar/salud/nutricion/un-estudio-revela-cual-es-laverdura-mas-sana-y-beneficiosa-para-consumir-nid19092023/ Acceso en: septiembre 2023
Los vocablos destacados en negrita en la parte 1, “indudablemente”, “por ende” y “sobrepasando”, pueden ser sustituidos, respectivamente, sin pérdida de significado del contexto por:
HACER LAS COSAS MÁS DESPACIO Y VIVIR FELIZ
En su libro publicado en 2004, Elogio de la lentitud, Carl Honoré explicaba que se percató de su adicción a la
velocidad mientras hacía cola para embarcar. Aunque el avión no iba a salir antes, por mucha impaciencia
que tuviera, se notaba ansioso y maldecía que la puerta de embarque no se hubiera abierto ya. Al darse
cuenta de su estado, empezó a hacerse preguntas: ¿Por qué estamos siempre tan apresurados? ¿Es posible
[5] hacer las cosas más despacio?
En su libro, que marcó tendencia en muchos países, citaba al médico Larry Dossey, que en 1982 ya hablaba
de la “enfermedad del tiempo” para describir la creencia irracional de que “el tiempo se aleja, no lo hay en
suficiente cantidad, y debes pedalear cada vez más rápido para mantenerte a su ritmo”.
Han pasado cuatro décadas desde entonces y, con los agobios de la era digital, la aceleración con la que
[10] vivimos no ha hecho más que aumentar. Bajo el bombardeo constante que nos llega por las redes sociales,
nos apresuramos a dar likes y a compartir, mientras caminamos por la calle como zombies, sin mirar por
dónde vamos, corriendo como si el mundo acabara hoy.
Y la pregunta a plantearnos es: ¿Esta forma de vivir nos ha hecho más libres, más felices, o tal vez más
eficaces? La respuesta es “no”. Como advertía Carl Honoré ya entonces: “No olvidemos quién ganó la
[15] carrera entre la tortuga y la liebre. A medida que nos apresuramos por la vida, cargando con más cosas
hora tras hora, nos estiramos como una goma elástica hacia el punto de ruptura”. Optar por llevar una
“vida lenta”, por la slow life, solo nos traerá beneficios.
Las prisas son percepciones exclusivamente humanas. El mundo que nos rodea no es lento ni rápido,
no está ocupado ni reposando; la vida simplemente fluye y somos nosotros los que decidimos correr o
[20] adoptar un ritmo más sereno.
Absorbidos por las urgencias y los compromisos, el escritor surcoreano Haemin Sunim señala que muchas
veces no somos conscientes de que esos mandatos externos vienen en realidad de nosotros mismos:
“Cuando observo profundamente en mi interior para descubrir por qué llevo una vida tan ajetreada,
descubro que, en cierto sentido, me gusta vivir así de ocupado. La buena noticia, por lo tanto, es que
[25] también somos nosotros quienes podemos apagar ese interruptor y detener la carrera.”
Vivir desesperadamente ocupados nos mantiene en una excitación nerviosa permanente, lo cual facilita
que nuestra mente se pueble de pensamientos angustiosos del tipo: ¿Lograré llegar a tiempo? ¿He olvidado
algo importante? ¿Me habré equivocado en esto o en lo otro? ¿Qué deben pensar de mí? ¿A qué vienen
esas punzadas en el corazón? ¿Estaré enfermo? Ante esa vorágine de pensamientos, Haemin Sunim
[30] recomienda que nos detengamos un momento para concentrar la atención en el presente y respirar hondo.
FRANCESC MIRALLES Adaptado de cuerpomente.com.
somos nosotros quienes podemos apagar ese interruptor (l. 25)
El trecho subrayado tiene función argumentativa y se basa en una figura de lenguaje conocida como:
Texto
Isabel II, un siglo de monarquía
Durante más de 70 años la reina mantuvo la neutralidad que garantizó la continuidad de la Corona británica
La reina Isabel II, en un retrato oficial tomado en 1953, cuando tenía 27 años. AFP (AFP)
Con la muerte de Isabel II, el Reino Unido y la comunidad internacional asisten a la desaparición de una figura que ha atravesado
desde un lugar privilegiado las grandes etapas de la segunda mitad del siglo XX y casi del primer cuarto del presente siglo. Su
larguísimo reinado (cerca de 71 años) ha sido el más longevo de la historia británica, y ha abarcado desde la reordenación global
del mundo tras la II Guerra Mundial hasta el desmoronamiento de algunos de sus actores principales como la Unión Soviética.
[5] Desde la pérdida del Imperio Británico hasta el papel que debía jugar la monarquía en esa nueva realidad.
Coronada en febrero de 1952 a la edad de 25 años, a Isabel II le tocó presidir la desaparición definitiva del Imperio Británico,
que ya había perdido en 1945 bajo el reinado de Jorge VI su territorio más preciado, la India. El Reino Unido pasó en pocas
décadas de superpotencia mundial a potencia importante, un cambio aceptado con pragmatismo por la soberana fallecida para
quien lo más importante siempre fue, por encima de todo, e incluyendo a su propia familia, la continuidad de la Corona.
[10] También fueron sustanciales los cambios en el interior de su país. En el transcurso de siete décadas conoció a 15 primeros
ministros que encontraron a una reina que mantuvo la distancia institucional. El abundante anecdotario sobre sus opiniones
privadas forma parte de la recreación más o menos ficcionada pero quedó fuera del alcance de la opinión pública, a excepción,
quizá, de una relación cuando menos tirante con Margaret Thatcher. Sufrió en su propia familia el terrorismo del IRA con el
asesinato en 1979 de Lord Mountbatten, pero respetó los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 y en 2012 estrechó la mano y
[15] conversó con el excomandante de esa organización, Martin McGuinness, en su calidad de vice primer ministro de Irlanda del
Norte. El exlíder terrorista alabó en público a la reina por su apoyo al proceso de paz y ante el referéndum en 2014 por la
independencia de Escocia, Isabel II se declaró “neutral”.
Tal vez los mayores quebraderos de cabeza hayan venido de los avatares familiares y los interiores laberínticos de Windsor.
Poco antes de ser coronada, su hermana le anunció que se casaba con alguien que no era de sangre real. Algunos de sus hijos
[20] siguieron el mismo camino para escándalo anacrónico de una familia de rígidas tradiciones. Pero sin duda la persona que pudo
llegar a desestabilizar de forma más evidente a Isabel II fue la compleja y dolorosa relación de la familia real con Diana de Gales.
La fría reacción de la reina ante el fallecimiento hace ahora 25 años de Lady Di evidenció una distancia inédita entre buena parte
del país y su reina. Con un alto coste de imagen y mucho tiempo después, Isabel II logró suturar esa herida volviendo a su
impávida institucionalidad, pese a los avatares amorosos, financieros y penales que han afectado en los últimos años a sus hijos
[25] y nietos. La inverosímil edad a la que llega su hijo Carlos (73 años) y su mujer y reina consorte, Camila de Cornualles, a la
transmisión de la Corona hace un poco más enigmática la forma de continuidad que encontrará una institución que vive,
precisamente, de su capacidad autosuficiente de garantizarla.
Fuente: https://elpais.com/opinion/2022-09-09/isabel-ii-un-siglo-de-monarquia.html. Accedido el 09 de septiembre de 2022.
La palabra “logró” (línea 23) puede ser entendida cómo:
TEXTO
EL NÁUFRAGO
Sentí que me moría de angustia. En un
momento me vi en aquel sitio muerto,
abandonado. Pero, luego, volví a oír al perro cada
vez más cerca. El corazón comenzó a darme
[5] golpes, a medida que se aproximaban los ladridos.
Me apoyé en las palmas de las manos. Levanté la
cabeza. Esperé. Un minuto. Dos. Y los ladridos se
oyeron cada vez más cerca. De pronto, solo quedó
el silencio.
[10] Luego, el batir de las olas y el rumor del viento
entre los cocoteros. Después, en el minuto más
largo que recuerdo en mi vida, apareció un perro
escuálido, seguido por un burro con dos canastos.
Detrás de ellos venía un hombre blanco, blanco,
[15] con sombrero de caña y los pantalones enrollados
hasta la rodilla.
Tan pronto como apareció en la vuelta del
camino me miró con sorpresa. Se detuvo. El perro,
con la cola levantada y recta, se acercó a
[20] olfatearme. El hombre permaneció inmóvil, en
silencio. No sé por qué, pensaba que estaba en
cualquier parte del Caribe menos en Colombia. Sin
estar muy seguro de que me entendiera decidí
hablar en español.
[25] —¡Señor, ayúdeme! – le dije. Él no contestó
en seguida. Continuó examinándome
enigmáticamente, sin parpadear.
— ¡Ayúdeme! – repetí, ansioso y desesperado,
pensando que el hombre no me entendía.
[30] — ¿Qué le pasa? – me preguntó con acento
amable.
Cuando oí su voz me di cuenta de que más
que la sed, el hambre y la desesperación, me
atormentaba el deseo de contar lo que me había
[35] pasado. Casi ahogándome con las palabras, le dije
sin respirar:
— Yo soy Luis Alejandro Velasco, uno de los
marineros que se cayeron el 28 de febrero del
destructor Caldas, de la Armada Nacional.
[40] Yo creí que todo el mundo estaba obligado a
conocer la noticia. Creí que tan pronto dijera mi
nombre se apresuraría a ayudarme. Sin embargo,
no se inmutó. Continuó en el mismo sitio
mirándome.
[45] — ¿Es marinero de gallinas? – me preguntó
pensando tal vez en las embarcaciones que
trafican con cerdos y aves del corral.
— No, soy marinero de la Armada.
Sólo entonces el hombre se movió. Se echó el
[50] sombrero hacia atrás y me dijo:
— Voy a llevar un alambre hasta el puerto y
vuelvo por usted. Sentí que aquella era otra
oportunidad que se me escapaba.
—¿Seguro que volverá? – le dije con voz
[55] suplicante. El hombre respondió que sí. Que volvía
con absoluta seguridad. Me sonrió amablemente y
reanudó su marcha. El perro continuó a mi lado
olfateándome. Solo cuando el hombre se alejaba
se me ocurrió preguntarle, casi con un grito:
[60] — ¿Qué país es éste? Y él, con una
extraordinaria naturalidad, me dio la única
respuesta que yo no esperaba en aquel instante.
—Colombia.
Texto adaptado de Gabriel García Márquez“Relato de un náufrago”
A forma “qué” (línea 60) está acentuada porque
O romance El coronel no tiene quien le escriba (“Ninguém escreve ao coronel”), do colombiano Gabriel García Márquez, aborda a solidão de um coronel e sua esposa, que vivem em uma situação precária. No trecho abaixo, o diálogo do casal gira em torno da herança que Agustín, seu filho, lhes deixou.
El coronel destapó el tarro de café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla
del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra y con un cuchillo raspó el interior del tarro
sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con
óxido de lata.
[05] Su esposa levantó el mosquitero cuando lo vio entrar al dormitorio con el café. En ese momento
empezaron los dobles. El coronel se había olvidado del entierro. Mientras su esposa tomaba el café,
descolgó la hamaca en un extremo y la enrolló en el otro, detrás de la puerta. La mujer pensó en el
muerto.
–Nació en 1922 –dijo–. Exactamente un mes después de nuestro hijo. El siete de abril.
[10] Siguió sorbiendo el café en las pausas de su respiración pedregrosa. Era una mujer construida apenas
en cartílagos blancos sobre una espina dorsal arqueada e inflexible. Los trastornos respiratorios la
obligaban a preguntar afirmando. Cuando terminó el café todavía estaba pensando en el muerto.
“Debe ser horrible estar enterrado en octubre”, dijo. Pero su marido no le puso atención. Abrió
la ventana. Octubre se había instalado en el patio. Contemplando la vegetación que reventaba en
[15] verdes intensos, las minúsculas tiendas de las lombrices en el barro, el coronel volvió a sentir el mes
aciago en los intestinos.
Sólo entonces se acordó del gallo amarrado a la pata de la cama. Era un gallo de pelea. El coronel
se ocupó del gallo a pesar de que el jueves habría preferido permanecer en la hamaca. En el curso
de la semana reventó la flora de sus vísceras. Pasó varias noches en vela, atormentado por los
[20] silbidos pulmonares de la asmática. Pero octubre concedió una tregua el viernes en la tarde. Los
compañeros de Agustín aprovecharon la ocasión para examinar el gallo. Estaba en forma.
El coronel volvió al cuarto cuando quedó solo en la casa con su mujer. Ella había reaccionado.
–Qué dicen –preguntó.
–Entusiasmados –informó el coronel–. Todos están ahorrando para apostarle al gallo.
[25] –No sé qué le han visto a ese gallo tan feo –dijo la mujer–. A mí me parece un fenómeno: tiene la cabeza muy chiquita para las patas.
–Ellos dicen que es el mejor del Departamento –replicó el coronel–. Vale como cincuenta pesos.
Tuvo la certeza de que ese argumento justificaba su determinación de conservar el gallo, herencia
del hijo. “Es una ilusión que cuesta caro”, dijo la mujer. “Cuando se acabe el maíz tendremos que
[30] alimentarlo con nuestros hígados”. El coronel se tomó todo el tiempo para pensar mientras buscaba
los pantalones de dril en el ropero.
–Es por pocos meses –dijo–. Después podemos venderlo a mejor precio.
Siguió sorbiendo el café en las pausas de su respiración pedregrosa. (l. 10)
En ese fragmento, el término destacado se emplea con un sentido que se puede definir como:
Leia o texto para responder à questão.
Por Jeffrey Gettleman y Monika Pronczuk
MEDYKA, Polonia — Iryna Dukhota ha estado casada con su marido durante 26 años. Lo conoció cuando eran jóvenes, mientras él paseaba en bicicleta por su barrio en Kiev, la capital de Ucrania. Sin embargo, hace unos días, en una mañana gris y azotada por el viento, mientras miles de personas corrían a su alrededor, la pareja se encontraba en la frontera entre Ucrania y Polonia, con los labios temblando. Después de todos estos años, había llegado el momento de decir adiós. "Le dije 'te amo‘ y 'nos veremos pronto'", relató Dukhota, con los ojos llenos de lágrimas. Ahora dice que no sabe cuándo ni si volverá a verlo.
Disponível em: https://www.nytimes.com/es/2022/03/07/espanol/ucraniarefugiados-polonia.html. Acesso em: 08 jun. 2022.(Adaptado)
De acuerdo con las reglas de acentuación, la palabra subrayada en el texto, tiene más fuerza en la última sílaba.
Entonces podemos decir que ella es