Cena
El fulano que acaba de sentarse cerca de mi mesa tiene aspecto de estar bastante satisfecho de la existencia. Entró, cruzó el local y se acomodó como si la noche le perteneciera, gozando de la silla, la refrigeración, el murmullo de la gente y toda la fuerza de sus 50 años. Pasea alrededor una mirada cargada de simpatía. Nadie parece haber advertido esta generosa propuesta de comunicación. Nadie, salvo yo, que me pongo alerta.
Se acerca el mozo y le alcanza la lista forrada en cuerina marrón. El fulano agradece con un gesto, la recorre, estudia, llama al mozo y formula un par de preguntas. Arranca con el antipasto de la casa y una botella de buen vino blanco (el más caro, según compruebo inmediatamente al consultar mi propia lista). Llega la fuente y cualquiera, esté cerca o lejos, puede apreciar el deleite con que el fulano ataca los fiambres.
MASETTO, Antonio Dal. Contratapa, 1996.
Podemos substituir as palavras mozo, lista e antipasto, respectivamente, sem alteração de sentido, por: