Vamos a necesitar un cubo más grande
Por Eliane Brum
São Paulo sin agua es una imagen fuerte: la ciudad extendida en la que más de 20 millones viven a la orilla de un río
que matamos. La ciudad que se convirtió en un invernadero, abarrotada de coches que se mueven más y más
lentamente, quemando combustibles fósiles y lanzando gases a la atmósfera. La ciudad que deforestó el entorno de
los manantiales y se quedó desprotegida. La ciudad en la que, cuando cae la lluvia, parece que se evaporara antes de
tocar el suelo convertido en hormigón, y en las tempestades se inunda y se destruye porque el cemento no puede
absorber el agua. Las chimeneas de las fábricas del siglo XX del São Paulo “que amanece trabajando”, los tubos de
escape de los coches de cada día son falos decaídos. Las ilusiones de poder y de superación, el sin límite de la
modernidad, se convierten en polvo en la ciudad inmensa, transformando a São Paulo en un monumento que no
soñó ser. Y a nosotros en personajes trágicos. […]
El momento en el que la maquinaria del mundo se abrió para la mayoría fue a finales de este enero, al anunciarse
que podría haber un turno 5x2: cinco días sin agua, dos con agua. La clase media corrió a comprar cajas de botellas
de agua extra y garrafas; hubo quien almacenó centenares de litros; los cubos se convirtieron en objetos de deseo.
(…) Nuestro momento presente es tremendo. Necesitaríamos tener en el poder a un estadista. A una persona capaz
de situar el interés público por encima de sus ambiciones electorales; a alguien que comprendiera la magnitud de lo
que está en juego; a un político con una visión del siglo XXI. Nuestro desamparo es mayor porque no tenemos a esa
figura ni en el gobierno de São Paulo ni en el gobierno del país. […]
En la catástrofe del agua que se anuncia existen ya focos consolidados de ciudadanía, otros están surgiendo ahora,
que agrupan a ciudadanos que han asumido la responsabilidad de participar de las decisiones y de presionar a las
autoridades. Mientras el gobernador de São Paulo dice que no sabe aún si será necesario hacer turnos de agua, hay
ciudadanos empiezan a reclamar que sí; que es preciso que haya turnos ahora, en este momento, porque no es
posible volver atrás en el tiempo y comenzar a hacerlos meses y hasta años antes, lo que habría hecho la situación
de hoy menos desesperada. Gente que percibió que deberíamos haber comprendido, desde siempre, que no es
posible consumir agua de este modo descuidado, como si los recursos fuesen infinitos, y que jamás deberíamos
habernos acostumbrado a abusos tales como utilizar el agua potable para descargar la cisterna del baño o dejar
escapar el agua sin crear sistemas de reutilización. Ciudadanos que saben que es necesario cambiar, no por la
emergencia, sino para siempre.
Adaptado de Acceso el 14 oct 2015
En el fragmento “más de 20 millones viven a la orilla de un río que matamos. La ciudad que se convirtió en un invernadero, abarrotada de coches”, líneas 1 y 2, las palabras en negrita pueden ser traducidas, respectivamente, por