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“Tengo que decirte algo”, dijo John.
Por Judith Newman
John y yo estábamos acostados en la cama angosta de hospital, que había metido a mi habitación porque decidí ser toda una mujer valiente y cuidarlo yo misma. (…) Una semana antes nos habíamos enterado de que John tenía cáncer en tres órganos: el páncreas, el hígado y la próstata.
John hablaba con dificultad mientras sostenía mi mano. Y entonces: “Tengo que decirte algo”, dijo. “Le hice una promesa a Amy”.
Amy era su ex esposa. Había muerto de cáncer de mama hacía casi treinta años, antes de que John y yo nos conociéramos.
“Le prometí que nos sepultarían juntos”, me dijo.
Había un campo en el norte de Inglaterra donde John había jugado de niño. Quería que lo enterraran ahí. Con Amy. Pero que no esparcieran sus cenizas.
“No tienes que hacerlo de inmediato”, dijo. “De hecho, puedes esperar a morir, y después hacer que los niños nos lleven a los tres. Eso también está bien”. (…) Una de las cosas que me encantaban de mi esposo era que cumplía sus promesas, incluso las más tontas.
(…) John murió tres días después, justo cuando era su cumpleaños número 86; me pareció que fue a propósito, pues era fanático del orden y la simetría. Ella ha estado esperando estar con John durante mucho tiempo, aunque dudo que él es quien le haya dicho: “Oye, ¿quieres que nos entierren en secreto en un campo inglés en medio de la nada?”. En mi vida he tenido mucha suerte. Aunque a veces sí me pregunto: ¿esta es mi historia de amor? ¿O es la de ellos? Quizá es la nuestra.
https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/ayude-marido-reunirse-primera-esposa_0 B1qybGOGQ.ht Accedido en 09/07/2018 – Adaptado.
Las palabras subrayadas en el texto (páncreas, hígado y próstata) son acentuadas porqué